Ayer las empresas extractoras de cobre cerraron una buena jornada debido al alza de 1,07% en el precio de la libra de cobre. Esto es una alivio tanto para los que trabajan con él como para el país, pues en enero el metal alcanzó su menor valor desde 2014, lo que se vio reflejado tanto en la inflación, como en el valor dólar en Chile durante el último trimestre de 2017 y los primeros meses de 2018.
En 2017, las grandes empresas dedicadas al mineral redujeron su producción debido a condiciones económicas y la reducción de calidad de éste. Sin embargo este año, el panorama es bastante distinto, se espera que la producción aumente más de lo que se redujo el año pasado y esto se debe a las grandes exportaciones que se están gestionando para China, que al parecer, aumentará considerablemente el consumo del metal rojo este año.
A pesar de estos indicadores, que parecen dejar un panorama favorable , hay que tener en consideración que la inflación en China también juega un papel importante en el precio del mineral, el jueves pasado de hecho, nos vimos afectados negativamente por ella.
Es así como sigue en boga el tema de la dependencia que tiene Chile sobre el cobre y como nos afectan las condiciones económicas de los países a los que exportamos el metal. Esto fue expuesto en numerosos artículos el año pasado, donde encabezados preocupantes como este, nos daban cuenta de que :
“Chile necesita más que nunca que China le compre cobre“
Y esto no es lo único que preocupa a Chile , que es el principal extractor mundial de cobre, si no también el alza de la producción en otros países como, Perú, Zambia y el Congo.
A pesar de todo lo anterior, los economistas afirman que la clave de la recuperación del precio del cobre, “está oculta en las bodegas chinas”, y al menos en el corto plazo se espera que el precio siga subiendo con el aumento de la exportación a China. Sin embargo es todo tan incierto, que a estas alturas nada se puede afirmar.
Esto nos lleva a hacer una reflexión y pensar en las posibilidades de desarrollarnos en otra área o a explotar de otra forma los otros recursos del país para no ser tan dependientes ni del metal rojo, ni de la economía de nuestros compradores.